Ampliación y comunicación de espacios
28 septiembre, 2018

Tu obra no terminará hasta que no alcance el grado de precisión en su último detalle. 

Por muy bien que esté ejecutada tu obra, los remates finales de la misma son la clave del éxito.

Al recepcionar una obra (desde luego, aparte de su limpieza final) tanto los materiales, los encuentros de los mismos y sus aplicaciones deben estar perfectamente terminados.

Una obra con las juntas no alineadas o no uniformes, con pequeños restos de pintura en zonas perimetrales, falta de homogeneidad en los paramentos…por pequeños fallos que sean, van a resaltar demasiado en la imagen global de la obra terminada.

Los perímetros y encuentros entre los distintos materiales (madera, aluminio, pintura, azulejos y plaquetas…), paramentos (paredes, techos, suelos…) y elementos de remate (zócalos, recercados, carpinterías, armarios…) deben estar muy bien delimitados, tanto sus cortes, uniones y  sus acabados.

Para descubrir mejor este proceso, os comentamos en este artículo 3 ejemplos de elementos constructivos donde el grado de precisión es determinante para obtener un buen resultado final: juntas, alicatados-baldosas y pintura.

 Juntas

Entre iguales o distintos materiales, se debe mantener la misma profundidad, que su linealidad y continuidad para que sea lo más homogénea posible y con idéntica tonalidad cromática.

Cuando no se ejecutan con mucha precisión y demasiada rapidez, se generan resaltes y manchas, y en los suelos los pequeños desniveles pueden ser peligrosos.

Si se realizan perfectamente, no es necesario la colocación de tapajuntas, las cuales se suelen despegar además de ser un pequeño obstáculo para la circulación.

Alicatados – Baldosas

Deben ser ejecutados perfectamente alineados, tanto en su plano como en el perpendicular (en caso de continuidades suelo-pared, o entre paredes), sin resaltes ni cambios de nivel, conformado un conjunto perfectamente regular.

Para ello, además de una ejecución precisa y pausada, es conveniente la utilización de materiales secundarios que faciliten la perfecta nivelación y separación (cantoneras, remates de esquina, angulares, niveladores, crucetas, cuñas…)

 Pintura

Se tiene que evitar tanto en sus paños  como sobre todo en sus límites y perímetros cualquier tipo de mancha o discontinuidad en su tonalidad y textura, perfectamente recortados, limitando claramente sus fronteras con otros materiales o paramentos.

En un primer momento, se puede intuir que la pintura es homogénea, pero observándola desde otros puntos de vista  como a ras, de cerca, con iluminación o entre encuentros , se pueden percibir las faltas.

Conclusiones

Un buen profesional, o equipo, son los que se esmeran en la obra hasta sus últimas fases, que plantean y ejecutan la obra hasta el detalle final.

Los replanteos previos, es decir, el presentar los materiales en su ubicación antes de colocarlos, comprobar las medidas y nivelarlos, es una faceta de anticipación para resolver los problemas y obtener un perfecto acabado.

La mayoría de estos pequeños remates finales, si no se han ejecutado hasta el final del proceso constructivo de manera conveniente, son después muy difíciles de igualar, limpiar y paliar.

Los remates finales son la diferencia entre que una obra quede semi-acabada, a medias o incluso mal. La obra debe ser reconocible a través de su ejecución, como por su perfecta terminación, la cual será visible para siempre.

 

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